El Amor y la Vida

El Corazón que siente
El Corazón entregado
La vida del corazón
Al nacer de nuevo
¡Zaqueo, baja pronto!
¿Por qué me abandonaste?
Jamás tendrá sed
Brotó Sangre y Agua
Hemos visto al Señor
¿Me amas más?
Los misterios y las vivencias

Al hablar del Amor es como ir desentrañando los matices del color rosa; es aún soñar en la esencia pura del color; en cierto sentido, es buscar cómo elevarnos a la Esencia del Amor en el Señor, Creador de las Vidas. El Evangelio se plasma en el Clima del Amor, también, desde una realidad débil y oscura, hasta la Esencia del Amor en el Cenáculo; es lo que el ser humano podría compartir en el mundo. Por mucho tiempo, intuimos el Amor como un buen clima de la vida, que promueve la salud espiritual, diría la salud del alma; en medio del Amor nos sanamos de los miedos e inseguridades, nos sanamos de las penas, de los odios, de los rencores y resentimientos; en un buen tiempo para que la vida halle lo propio, para poder despertarse como con la primavera. La vida resurge luego del invierno sin amor; y las reconciliaciones tienen que ver con los reencuentros en medio del Amor, donde Jesús viene como protagonista de los cambios; al poder vivenciar su Amor en las vidas, percibimos como si las mismas se descongelasen; como si se despertasen para las Nuevas Vivencias. Por mucho tiempo, el clima del Amor que nos llega de Jesús es como una Nueva Fragancia que llega al alma; y aún viene del ambiente, de la sociedad, del pueblo; frente a la injusticia y la intolerancia, el odio, el desprecio y el rechazo, nace como una nueva cultura; es la que el Papa Pablo VI llamó como Civilización del Amor; es esa Corriente que nos llega del Señor; por medio de Jesús empezamos a respirar con un nuevo Aire de Amor, que plasma una vida hallada, sana, pura. La Civilización del Amor ya es un gran paso en medio de la Obra del Señor, pero aún no es eso lo que resurge en el Cenáculo; allí el Clima del Amor nos abre a las Nuevas Vivencias, consecuentemente, Jesús lleva a los discípulos a la nuevas aperturas del Corazón, para la Obra aún más profunda, tanto en los espíritus de los discípulos, como en el Círculo Sagrado que ellos forman; es como si el Círculo de la Paz, del Amor, de la Luz y de la Unión, descendiese de los Cielos sobre sus vidas; si bien los Corazones vivencian el Amor que nace en ellos, ahora, el Cielo los pone en medio del Proyecto del Amor para toda la Humanidad; es que Jesús se integra en sus Corazones; ellos ya viven como Él, aman como Él, llevan la Luz como Él; la Vida de Jesús es su Vida; la Misión de Jesús es su Misión; en cierto sentido, surgen sus corazones que son de Jesús, como Fuentes del Amor, de la Vida.