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En la medida que nos acercamos a Jesús, Él se plasma cada vez más, en nuestra vida; en cierto momento, se nos presenta como partiendo de nuestra Esencia; finalmente, como desde la Esencia de Nuestro Ser hallado en el Señor; y a la misma Realidad podríamos ver en los hermanos que caminan a la par de nosotros, en medio del diluvio de la Gracia, cuando Jesucristo es como si descendiese en nosotros, y con Él, el Cielo en su máxima expresión en el mundo; y con ese modo de ver, se afirma su Vivencia en los cristianos que se nutren desde la Esencia de Jesucristo; lo llevan en su interior como el Pan cotidiano, como el Pan de los Cielos, sin permitirse que se nos deteriore esa Corriente de la Vida; y aquí, parece que ya no necesitamos hablar tanto de la Iglesia como una Institución, pero sí, de la Corriente de Jesucristo en medio del mundo, donde la Iglesia renace con los Nombres de los Hermanos que vienen como enviados de los Cielos; pues, Jesús ya estaría como cada vez más afianzado en las Vidas; en fin, el cristianismo podría cambiar su forma en el mundo, hasta verse como perdido, pero renace en Jesucristo, aún en medio de las crisis, de los cambios que no acaban; pues, si la Corriente de Jesús hubiese quedado como arrancada con sus raíces, y se hubiese perdido la Gran Parte de su Vida en la tierra, como la Esencia de Jesús es más fuerte que las vidas, Él viene renaciendo en las vidas humanas; es que el mundo ya no se desprende de Él, Y Él, en medio de sus seguidores, sigue profundizando su Venida desde los Cielos; entonces, el mundo y los hombres se nutren de Él, en medio de la Obra del Espíritu que sigue inundando la Tierra.
La Buena Nueva es la Mejor Noticia para la Humanidad; y la Noticia nos lleva a la Vida Plena; no es tan sólo oír de Jesús, sino es vivenciar su Presencia, en la Esencia de nuestro Ser, de manera que, el ser humano se transforma en medio de la Vida de Jesucristo; y la Humanidad es como si corriese por el mismo Camino; pero aún más, pues, Jesucristo será como el signo, cuando unos lo acepten y otros lo rechacen, en el curso de la historia; ahora, nos quedaría vivir como soñando, al contemplar cada nuestro paso, por más pequeño que fuese, en medio del permanente Ascenso de la Vida; pues, la Nueva Humanidad aún sería como el Fruto de los ascensos, de los cambios y las transformaciones que tocarían el Corazón del hombre, de la humanidad y de la tierra; en cierto tiempo de la historia, hasta podríamos hablar de Jesús de manera, como si su Vida se manifestase más plena aún; su Presencia hasta podría verse como la Nueva Venida; es que, al convivir con los hermanos, Él podría manifestarse con su Plena Presencia; en fin, el tiempo dirá, cuando Él venga a la Tierra; ¿quizás, sería como hablar, al mismo tiempo, de la Nueva Tierra y del Nuevo Hombre?